sábado, 28 de mayo de 2016

Controversias en torno a Jesús

Pintura de Greg Olsen
Hoy en día la figura de Jesús parece bastante minusvalorada en una gran parte de la sociedad. Incluso muchos albergan o manifiestan dudas sobre la existencia real de Jesús. Se piden multitud de pruebas que apenas se demandan para otros personajes históricos sobre los que nadie duda de su existencia aunque apenas se hallen pruebas objetivas sobre los mismos. Incluso ante pruebas que confirman la veracidad de la existencia de Jesús, muchas veces se les otorga poca importancia. Por ejemplo, se llegó a negar la realidad de Poncio Pilato porque no se encontraba su nombre en documentos de la época hasta que apareció una prueba arqueológica con su nombre, y entonces ya se disiparon los rumores de que Pilatos fuera un simple personaje de ficción. Creo recordar que hasta se habló de la invención de una aldea llamada Nazaret, hasta que también hubieron de desdecirse quienes creían que tal lugar era inventado ante el descubrimiento de vestigios reales.

¿Por qué se da esta gran tendencia a negar la existencia de Jesús, El Cristo? Para mí queda claro que si surgen tantas protestas hacia Él es ni más ni menos porque su importancia es sumamente elevada; ya que hacia aquellos que no consideramos mínimamente, tampoco nos nerece la pena dedicarles un tiempo para denigrarlos.

Pero estas controversias que surgen hacia Jesús, parece que ya existieron en vida del Maestro. Me gustaría hacer un recorrido sobre alguna de ellas.

Como imagino que todo el mundo sabe, el origen de Jesus es judío, pero ¿conocemos realmente de qué estamos hablando cuando usamos el término judío? Esto me trae a la memoria algo que me sucedió cuanda viajaba en el metro de Madrid siendo yo una joven estudiante universitaria. Creo que fue por el libro que leía mientras el vagón se desplazaba por las vías, cuando se acercó a mí un hombre joven tanbién pero mayor que yo, y empezó a hablarme, dejando claro que era judío; sin embargo cuando yo empleé este término me corrigió de inmediato, y con una agradable sonrisa quiso sacarme de un error de terminología bastante común. Y esto me lleva a situar unos coceptos que solemos tener confusos y que nos pueden ayudar a entender una de las controversias ejercidas hacia Jesús en su tiempo y que probablemente sigue teniendo cierta influencia al día de hoy.

En primer lugar tendríamos que considerar la palabra hebreo. Los hebreos son un grupo semita del Próximo Oriente descendientes de Abraham, de su hijo Isaac, y del hijo de este último, Jacob; personajes todos ellos bien conocidos por la Biblia. Hay que decir que los semitas también son un notable número de diferentes pueblos habitantes del Próximo y Medio Oriente, descendientes de Sem, segundo hijo de Noé. (Por cierto, no sólo aquellos denominados en general como judios son considerados semitas, sino otros muchos pueblos como por ejemplo los árabes).

https://es.wikipedia.org/wiki/Galilea#/media/File:First_century_Iudaea_province.gifPasamos al segundo término: israelita. Se llaman israelitas los descendientes de Jacob, a quien tras luchar contra el ángel de Dios le fue otorgado un nuevo nombre, Israel. Los hijos de Jacob/Israel forman las llamadas doce tribus de Israel. (Me gustaría señalar que los términos israelita e israelí no  son en absoluto sinónimos, pues mientras que los israelitas proceden de las doce tribus que descienden de Jacob, israelí es un término moderno que alude a los ciudadanos del actual Estado de Israel, constituido en 1948).

Y por último nos encontramos con el término judío, que podemos considerar en su acepción general o estricta. Así, en sentido estricto, los judíos son los descendientes de Judá, uno de los hijos de Jacob, y por tanto pertenecientes a una de las doce tribus de Israel. Mientras que en la acepción general la palabra judío engloba a hebreos, israelitas y descendientes de Judá. Hago notar que a los efectos de este artículo conviene tener presente más el significado estricto que el general.
 
Cafarnaún
Hablemos ahora de Israel en cuanto a su geografía políticaDe forma resumida, hay que decir que cuando hablamos de la tierra de Israel en la época de Jesús, podemos diferenciar la zona del norte, compuesta por Galilea y Samaria; y la zona sur compuesta por el reino de Judá o Judea; y de esta manera nos encontramos con el nombre de sus habitantes: galileos, samaritanos y judíos.

Un poquito más de historia muy resumida. ¿Habéis oído hablar de las tribus perdidas de Israel? Bueno, pues se trata de diez de las doce tribus de Israel que tras la muerte de Salomón rehusaron aceptar la autoridad de su hijo y que por tanto se fueron alejando del centro político y religioso de Jerusalén (territorio del sur) y acercándose a pueblos diferentes como por ejemplo los asirios, mezclándose por tanto con otras identidades. Por el contrario, las tribus de Judá y Benjamín permanecieron en la ortodoxia representada por el Templo de Jerusalén.

¿Qué tiene que ver todo esto con Jesús y las controversias que se suscitaron en su tiempo? Ahora lo explico. De acuerdo con lo que nos cuentan los Evangelios, Jesús nació en Belén, una aldea del Reino de Judá, situada a 9 km de Jerusalén, pero sus padres y él debieron de huir a Egipto, para regresar a Israel al poco tiempo, y afincarse en Nazaret, un pueblo situado en Galilea. Además, en su época de predicación vemos que Jesús vive en Cafarnaún, otra ciudad de Galilea, aunque en su última etapa predica también en Jerusalén, por tanto en Judea

Mientras que el reino de Judá se consideraba legítimo heredero de su tradicn y practicaba una ortodoxia más estrecha, Galilea era conocida como Galilea de los Gentiles (es decir de aquellos pertenecientes a otros pueblos no estrictamente judíos y excesivamente aperturistas o poco seguidores del ritual tradicional). A Jesús se le conoce como El Galileo, y de hecho cuando en la cruz se escribe el nombre de Jesús y se le califica como Rey de los Judíos se suscita un fuerte enfado en los representantes judíos, quienes piden a Pilato que elimine esa parte del texto, a lo que éste se niega. Jesús, por tanto, es visto con bastante suspicacia por los dirigentes y practicantes seguidores de la más firme ortodoxia.

Si bien es cierto que Jesús declaró que no había venido a eliminar la ley sino a que ésta se cumpliera, no es menos cierto que su aplicación del Amor como piedra fudamental para unirse con Dios le llevó a centrarse muchísimo más en el fondo que debe de habitar dentro de cada uno que en las formas ritualistas externas que pueden enmascarar una verdadera vivencia de Dios Padre. Así, en los mismos evangelios vemos cómo se reflejan críticas hacia Jesús que aluden al lugar donde fue criado, una zona de Israel de la que los ultratradicionalistas aseguraban que nunca había salido nada bueno de semejante lugar.

¿Entendemos ahora una parte importante del debate que se abrió en su contra y que de alguna manera aún continúa en nuestros días? Jesus no dijo que no estuviera bien cumplir con los ritos, sino que éstos tenían que estar cargados de sentido. Jesús no dijo que no hubiera que leer las Escrituras, estudiarlas y meditarlas a fin de comprenderlas, de hecho él mismo las leía y explicaba en las sinagogas; sino que lo que dijo es que no bastaba con llevarlas atadas al cuerpo en las conocidas hoy en día como filacterias (esas cajitas de cuero atadas al brazo o la frente que guardan textos de las Escrituras), sino que esos textos con su verdadero significado debían de habitar en el corazón y en la mente de todo hombre y toda mujer.

Las palabras de quienes animan a ser más que a simplemente hacer suelen ser entendidas como una provocación que exige iniciativa más que sólo sumiso e irracional seguimiento, y por tanto aquellos que se atreven a pronunciarlas suelen ser perseguidos y objeto de crítica. Lamentablemente, Jesús sigue siendo perseguido, criticado y denostado porque entenderlo supone un cambio en nuestras vidas que pocos parecen dispuestos a realizar.