jueves, 20 de octubre de 2016

El Eneagrama

Hoy me gustaría hablar un poquito sobre el ENEAGRAMA. Como introducción diré que podemos considerar el Eneagrama como un instrumento de autoconocimiento, cuyo origen se pierde en la noche de los tiempos, y sobre el que no voy a detenerme sino más bien en la base sobre la que trabaja.

El Eneagrama sintetiza nueve tipos de personalidad atendiendo a una compulsión que desencadena una forma de actuar. Esa compulsión que mueve al individuo está descrita con los siete pecados capitales, a los que se les añade dos más. Hay que decir que esa compulsión normalmente apenas es percibida por la propia persona; es decir, quien se dispara por la ira, por ejemplo, no parece reconocerla como propia de su conducta, pero sin embargo, cuando uno se atreve a enfrentarse a esas pulsiones que desencadenan actitudes inadecuadas, suele darse cuenta de que sí, efectivamente aquel defecto está en lo profundo y por tanto necesita corregirse.
 
Como ver los defectos en uno mismo (no tanto en los demás), es algo difícil, dentro del eneagrama también se han dado nombres que ilustran esas formas de ser y que resultan más atractivos, como el ARTISTA, el ENTUSIASTA, el PERFECCIONISTA, y así hasta nueve, aunque los nombres varían según los autores. Lo que no varía es el nombre básico de cada una de estas personalidades; así tenemos el Eneatipo Uno, Eneatipo Dos, Eneatipo Tres, etc.

A simple vista, podríamos decir que cada "defecto" podría contrarrestarse con una "virtud"; aunque la cosa no es tan sencilla.

Antes de seguir, me gustaría contar una anécdota que me ocurrió cuando era yo bien jovencita, y estaba en busca de empleo. Acudí a una entrevista, en la que quien debía decidir si contratarme o no, me lanzó la siguiente pregunta: "¿Puede usted decirme cuál es su mayor defecto?" Debo de admitir que la pregunta me sorprendió bastante, pero con esa rapidez de pensamiento y de no darse cuenta de las posibles consecuencias cuando se es joven, le respondí más o menos lo siguiente. Le dije que no iba a ser yo quien le desvelara mi mayor defecto, pues eso tendría que irlo descubriendo si decidía contratarme; pero, aún así, le di una pista. Le aclaré, que desde mi punto de vista, el mayor defecto se correspondería con la mejor de mis virtudes, pues cualquier cualidad llevada a los extremos podría producir una virtud o un defecto.

Para quienes quieran conocer el final de la anécdota, aclaro que no fui contratada.

Bueno, pues digamos que el Eneagrama tiene mucho que ver con este punto de vista que tan resueltamente defendí en mi juventud ante quien no debía haberlo hecho (¡o sí!). Por ejemplo, el Eneatipo Uno, habla de un tipo de personalidad que, aunque la persona en cuestión no lo perciba, se mueve iimpulsada por una cierta ira; una ira que esconde, o de la que huye, pero que está ahí y que se dispara cuando las cosas no están perfectas. Porque el eneatipo uno busca la perfección en todo, y como eso es de todo punto imposible, se enfada. ¿La perfección, entonces, es un defecto o una virtud? Pues todo depende del grado de intensidad que pongamos en ello, ¿no?

     
Vayamos a otro eneatipo como, por ejemplo, el Eneatipo Nueve, que puede recibir el nombre de Pacificador, Mediador o Conciliador. El eneatipo nueve busca la paz, pero curiosamente suele ocultar un defecto que ni ve ni quiere ver y que puede identificarse con la pereza. ¿Sorprendidos por esto? Explicado brevemente se trataría de que la persona busca una vida pacífica porque es así como se encuentra cómoda, y por eso prefiere no enfentarse, para mantener esa llamada "zona de confort".

Por supuesto los eneatipos no se pueden simplificar de esta manera, pues tienen muchos matices y mucha riqueza el estudio de cada uno; pero aquí sólo pretendo dar una pincelada de presentación. ¿Os animáis a echarle un vistazo?

Eneatipo UNO - el Perfeccionista: Son personas muy críticas que buscan mejorar el mundo corrigiendo los errores. Aunque la evitan, lo cierto es que su defecto principal es la ira. Por tanto la virtud que contrarresta esta ira sería la serenidad.

Eneatipo DOS - el Ayudador, Servidor o Colaborador: Personas siempre dispuestas a ayudar pero poco proclives a recibir ayuda, por eso el defecto que niegan porque va contra sus principios pero que está en la base de sus actuaciones es el orgullo. La virtud que les permitiría ayudar y ayudarse de una manera mucho mejor sería la humildad.

Eneatipo TRES - el Triunfador o Eficiente: Son personas orientadas a conseguir objetivos, y para ello pueden utilizar su mayor defecto: el engaño. ¿Forma de mejorar? Desarrollar la sinceridad.

Eneatripo CUATRO - el Artista, el Melancólico, el Romántico: Son personas con un exceso de sensibilidad, que se sienten tratadas injustamente, que evitan la mediocridad y que buscan ser especiales. Por ese trato que consideran injusto tienen en su fuero interno, aunque lo nieguen o les sea difícil de aceptar, el defecto de la envidia. La virtud a desarrollar sería la ecuanimidad.

Eneatipo CINCO - el Intelectual: Personas introvertidas y observadoras que buscan entender el mundo y obtener respuestas. Evitan tanto el vacío que su defecto es la avaricia o tacañería. La virtud sería el desapego de tanto control o necesidad.

 Eneatipo SEIS - el Leal, el que Duda, el Cobarde: Son personas que viven demasiado la angustia y la duda, y que evitan cualquier transgresión. Por tanto el defecto parece obvio (aunque ellos no suelan verlo), el miedo. ¿Y la virtud sanadora? Más obvia aún: el valor.

Eneatipo SIETE - el Entusiasta: Son personas que se lanzan al disfrute de todo, huyendo del sufrimiento y generando una especie de complejo de Peter Pan. ¿Su defecto? El desenfreno ¿La virtud sanadora? La sobriedad. Porque una cosa es la capacidad para la alegría y otra muy distinta la superficialidad.

Eneatipo OCHO - el Líder, el Protector o el Autoritario: Evitan la debilidad y temen la vulnerabilidad, así que atacan antes de ser atacados Su defecto: la arrogancia. La virtud a desarrollar: sencillez.

Eneatipo NUEVE - el Pacificador o Mediador: Son personas que evitan el conflicto. Su defecto es la pereza, quizá como una cierta forma de cobardía o comodidad. La virtud a desarrollar sería la diligencia

Como ya he dicho antes, el Eneagrama requiere tiempo y profundidad para adentrarse en él, y aquí tan sólo he aportado una pequeñísima pincelada para animaros a estudiarlo. Así  que termino esta entrada con la recomendación de dos libros que me parecen muy útiles. Aquí os los dejo:


 






                 Eneagrama, ¿Quién soy?, por Andrea Vargas.





 






El Eneagrama, Un camino hacia el autodescubrimiento, por María Beesing, Robert J. Nogosek y Patrick H. O'Leary.