domingo, 10 de abril de 2016

De padres y madres

Hoy me gustaría tratar un tema que últimamente veo que está un poquito mal entendido, un tema que nos lleva a valorar en términos de igualdad el papel de los padres y el de las madres. No sé por qué, quizá por la fuerza de la costumbre, el caso es que normalmente se generaliza mucho sobre estos dos papeles, y suele ponerse en un primer lugar a la madre, tendiéndose a desvalorizar un poco el del padre. Al menos desde hace un tiempo largo, esto parece así. Se ha pretendido que las madres, por naturaleza, ofrecen más amor a los hijos que los padres, a quienes se los presenta normalmente como meros sustentadores de la economía, más que como personas con emociones y sentimientos. Se nos habla del instinto maternal, y se menoscaba el papel del instinto paternal, un instinto del que dicho sea de paso apenas nadie habla, casi dándose por sentado que ni existe. Pero vayamos por partes.

Cuando se dan dos sujetos, dos posturas, dos situaciones, normalmente tendemos a ponernos a favor de uno y en contra de otro. Es como si tuviéramos dentro de nosotros un instinto competitivo que  no nos permitiera ver la valía de los dos elementos en juego. Sí, desgraciadamente, parece que somos excesivamente competitivos. Y claro, en el asunto de padres y madres, la lucha por quién se lleva el primer puesto no podía quedar excluida. Ya me estoy imaginando cómo alguno pensará: ¿por qué se habla de padres y madres en lugar de hacerlo de madres y padres? Bien, pues una respuesta muy clara, antes que el manido y recurrente tema del machismo y el feminismo, está en la llamada eufonía. Sí, el idioma normalmente obedece a factores eufónicos, es decir, a factores que tienen en cuenta la armonía del sonido. No sé pero es un hecho claro que cuando un bebé empieza a articular sonidos (incluidos los que nacen sordos) tienden a producir unos antes que otros, y eso hace que se termine por buscar la musicalidad de esos sonidos. Y así resulta que va pareciendo un sonido conjunto más melódico hablar de padres y madres, en vez de madres y padres que resulta un sonido más artificial. Si creéis que esta explicación sigue pareciendo sexista o marginadora, continúo avanzando. Normalmente se habla de Adán y Eva, y no de Eva y Adán; claro -dirá alguno- el hombre primero; no, el sonido A primero. Veamos otro ejemplo: blanco y negro, y no negro y blanco. Por favor, que nadie diga que eso procede de una visión racista del mundo; no, procede del sonido "bl" antes que el sonido "ne"; y si no, vamos a verlo en inglés: black and white, donde el significado negro va delante del blanco, pero es nuevamente el sonido "bl" el que se pone en pirmer lugar. Bueno, sobre esto los lingúistas y los que estudian ampliamente la fonética, seguro que tienen mucho que decir, pero nosotros vamos a dejarlo aquí y seguir con el tema de los padres y de las madres.

Suele decirse aquello de "madre sólo hay una"; con lo que se pretende resaltar la importancia única de la madre. Y, por supuesto, sin desvalorizar a las madres, ni mucho menos, me pregunto yo si no sucede también con los padres que también sólo hay un padre. No lo olvidemos, un hijo, deseado o no, procede de una única madre y de un único padre. El sentimiento que cada uno tenga hacia su hijo es algo totalmente personal; puede suceder que ni la madre ni el padre tengan ningún sentimiento hacia el hijo, si bien lo normal que es ambos desarrollen un lazo emotivo muy fuerte con su descendiente.

Se suele decir que puesto que el padre no ha tenido dentro de sí al hijo, su lazo de unión es notablemente inferior. Bueno, yo creo que no hay que ser tan "mecanicista", y ha de suponerse que esté el niño dentro o fuera del cuerpo de los padres, lo cierto es que viene al mundo a través de ellos... ¡ambos! El padre aportando un impulso vital (desde mi punto de vista, un impulso que Dios le regala), y la madre dándole un hogar interno donde, con otra parte de sí misma en unión con la del padre, el hijo podrá ir desarrollándose hasta alcanzar el momento en que este habitat se le quede tan pequeño que desee nacer al mundo.

Creo que el amor maternal no es ni inferior ni superior al amor paternal, puesto que creo que ambos proceden de personas más que de estatus o papeles asignados y por tanto sólo será la personalidad de cada uno la que dé más o menos valor a un sentimiento de amor por el hijo. Por tanto, el amor que se entrega, el amor que se ofrece, obedece a razones personales más que razones de género. Me parece que es hora de poner las cosas en su lugar y saber respetar el amor de una mujer que es madre, así como el de un hombre que es padre, pues ambos son seres humanos con sentimientos; el que unos sentimientos puedan ser mayores en uno que en otro no creo que obedezca necesariamente al sexo o estatus que se tenga, sino a la personalidad del ser humano que haya recibido el regalo de ser padre o madre.

Y volviendo al tema desde un punto de vista lingüístico, me doy cuenta de que en español no tenemos una única palabra para determinar la importancia de los padres y de las madres, y así no nos queda más remedio que hablar de padres en plural cuando queremos incluir al padre y a la madre; mientras que el idioma inglés en eso parece llevarnos ventaja pues habla de parents, es decir, ambos padres... sean éstos los que sean, ya que la palabra padre sería father y la palabra madre sería mother. Así podemos hablar de parenthood sin establecer distingos entre la paternidad y la maternidad, sino que se trata de una palabra que engloba a ambos sujetos en términos de igualdad jerárquica.

Me gustaría poder contar en mi idioma con una palabra que abarcara mi respeto y amor tanto por el papel de un buen padre y el de una buena madre porque a ambos valoro por igual. ¡Qué Dios los bendiga!


* Nota: Los diseños proceden de las Cartas Oráculo de las Vidas Pasadas, de Doreen Virtue y Brian Weiss.